Ciencia y fe
Dentro del desarrollo de mis sesiones terapéuticas me encuentro siempre con la diferencia de significados que no nos dejan llegar a buenos acuerdos, mientras que mi consultante interpreta una cosa, yo interpreto otra, así que ponerse de acuerdo en los significados es crucial para llevar a buen término un trabajo terapéutico.
Hablar de Dios, de ciencia o de fe, de consciencia, son temas que requieren de un campo semántico común, de poder entender lo que el otro está tratando de decir, y creo que esto aplica en todos los renglones de la vida cotidiana.
Entender claramente como la ciencia y la fe se encuentran, a pesar de parecer estar siempre en guerra, hace que podamos dar los pasos necesarios para convertirnos en investigadores de la consciencia y de una realidad invisible que es fuente de todo lo visible.
¿De cuál consciencia? Primero ¡De la tuya!, después de la consciencia infinita.
Y cuando logras esto tendrás como resultado un poder y libertad enormes. Te darás cuenta de que formas parte del entramado de la creación.
Si te preguntara en este momento de qué eres consciente, de qué te das cuenta, probablemente lo primero que harías sería describirme el lugar en el que estamos, lo que oyes, ves y hueles.
Pero si ahora yo te preguntara de qué te das cuenta en relación a ti, tal vez me dirías cómo te sientes, qué sientes en tu cuerpo y tal vez te des cuenta de sensaciones que están ahí pero que nunca has hecho patentes en tu consciencia, un fundamento de focusing por ejemplo.
Pero si vamos más profundos en ese viaje interior, tal vez descubras una realidad que nada tiene que ver con un espacio ni con un tiempo.
Por ejemplo: el amor ha existido antes de que tú amaras a una persona, y seguirá existiendo después de que dejes de amarla.
Entonces, para iniciar por algún lugar, aquí te dejo este post que habla sobre cómo entender estas palabras ciencia y fe, mito y verdad, y quien sabe, tal vez en la charla que sostuve con mi invitado, logres acomodar conceptos que te ayuden a entender algo que hasta hoy no había sido posible entender.
Bienvenido a este viaje de conocimiento, espero que lo disfrutes.
Yo soy Luisa Isabel, sembradora de paz.
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