Es maravilloso poder explorar nuestro subconsciente. Saber qué contiene y poder comprenderlo. Existen muchas herramientas y técnicas, pero la que yo he encontrado verdaderamente fascinante es la psicoterapia asistida con caballos.
Los caballos tienen muchas características que les convierten en facilitadores efectivos del cambio, incluyendo la honestidad y la capacidad con la comunicación no verbal.
Éstas son las razones por las que se incluyen en esta terapia.
La psicoterapia asistida con caballos favorece caballos el crecimiento emocional y el aprendizaje.
En esta terapia se realizan actividades y ejercicios sin montar el caballo, es decir pie a tierra, pero es posible acercarse a ellos, acariciarlos, moverlos si esa es la indicación.
Una vez que se realiza el ejercicio solicitado por el terapeuta equino, es posible saber con mucha certeza qué es lo que ocurre con el participante quien podrá tomar consciencia de su propio proceso sin tener la necesidad de pasar muchas horas en una consulta “más tradicional”, por decirlo de alguna manera.
Mediante la interacción del cliente con el caballo y con la participación de un terapeuta es posible trabajar muy variados temas como son: autoconocimiento, autoestima, confianza, comunicación, socialización en diversas áreas de la vida de manera individual, de pareja, de familia, empresarial, en temas tan variados como adicciones, integración de equipos de trabajo, duelos, pérdidas, enfermedades, liderazgo, proyectos, asuntos económicos, brindar orientación vocacional.
Con la práctica de esta terapia, los caballos ayudan a tener un aprendizaje real que se instala en el inconsciente. Los caballos reflejan lo que la persona está viviendo, se vuelven la herramienta que entra al inconsciente e interpretan el lenguaje no verbal del consultante.
Pero lo más maravilloso de todo son los resultados, que además se obtienen en tiempo récord.
Te invito a que escuches este post en donde mi invitada Ana Ruth González nos comparte sus asombrosas experiencias trabajando con tan nobles animales. Estoy segura que quedarás tan sorprendido como yo.
Yo soy Luisa Isabel, Sembradora de paz.
