Las emociones son respuestas fisiológicas que liberamos a diario a consecuencia delo que vivimos, sentimos y pensamos.
Estás manifestaciones son universales, y no están incluidas por una cultura, una educación ni una religión, al menos durante el tiempo de nuestra niñez.
Experimentar las emociones hace que se provoquen cambios a nivel afectivo, conducta y fisiológico y nos preparan para dar una respuesta adaptativa a la situación que se está enfrentando.
Entonces, dicho de otra manera, las emociones sirven para vivir, y para proteger la vida.
El miedo, la ira, la tristeza, la alegría, la sorpresa y el asco son emociones básicas que se caracterizan por ser experiencias afectivas agradables o desagradables según el caso y que al momento de ser experimentadas provocan una alta activación fisiológica.
Por supuesto las emociones que son consideradas “negativas”, como el miedo, la ira y la tristeza son las más estudiadas en relación al proceso salud-enfermedad.
Como las emociones se consideran adaptativas, dependerá de lo que cada persona haga del estímulo que recibe, es decir, del significado que dé al evento y de la respuesta que esta interpretación genere.
Dos eventos se ven de diferente manera por dos personas, y en cada una de ellas a emoción sentida podrá provocar daños menores o bien ocasionar un daño más importante.
Esto dependerá básicamente de la percepción que cada persona tiene de los estímulos.
Por ejemplo, la ira tiene por primera causa la frustración por no poder satisfacer una necesidad.
Es el intento violento de quitar lo que frustra para que la necesidad o la expectativa pueda ser satisfecha.
El enojo responde a la necesidad vital de que las necesidades sean satisfechas.
Sigue enterándote de las emociones en este post con mi invitado el Padre Octavio Banderas algunas preguntas que podremos despejar son:
¿Qué tan bien interpretas tu realidad?
¿Estás generando emociones inútiles que tarde o temprano te enfermarán?
Yo soy Luisa Isabel Vélez, Sembradora de paz
