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La Sabiduría trascendental

La sabiduría es considerada como una de las fortalezas humanas por la psicología positiva y hace referencia a la capacidad que tiene una persona para adquirir información a partir de su vida y experiencias y usarla para mejorar su bienestar y el de los demás.

Dicho de otra manera, no es sabia la persona que ha acumulado muchos conocimientos, sino aquella que los sabe utilizar en su vida cotidiana, para su propio bien como para el de los demás, aportándoles un enfoque productivo y de bienestar si ese fuera el caso.

Cuando las personas se sienten mal, confusas o no son capaces de solucionar los dilemas a los que se están enfrentando en un determinado momento, buscan recurrir a alguien que les pueda orientar, que saben que su consejo es adecuado y lo consideran valioso, eso sería una persona sabia, pues no la buscan por lo que sabe sino por la aplicación útil que puede hacer de eso que sabe.

Para adquirir sabiduría es necesario practicar y vivir el conocimiento. Por ejemplo: una madre quiere a sus hijos, pero trasciende ese amor una vez que no solo quiere a sus hijos sino a todos los hijos de todos los demás padres.

Cuando nuestro invitado de este post, Samuel Ruiz Leos, nos habla de la sabiduría trascendental, no solo nos habla de la sabiduría en sí, sino de algo más profundo, en donde el amor se vuelve el objetivo primero, y la posibilidad de sentirnos parte de algo más importante se comienza a vislumbrar.

Pero, además, aquí lo importante no es solamente vivir en esa sabiduría trascendental sino el compartir esos conocimientos adquiridos.

No puedes enseñar un camino que no has caminado, y una vez transitado es que lo puedes compartir y enseñar, ¿de qué sirve tanto conocimiento si al final te quedas con él?

Pero para poder compartirlo es necesario poder ver dentro de nosotros, invitar a nuestro ego a que se duerma y así poder acceder a la mente del corazón.

Una vez en el corazón se alcanza mi propio conocimiento, el conocimiento del sí mismo, y el contacto con mi Dios interno y es entonces cuando se puede uno introducir a nuestro mensaje espiritual.

Nuestro invitado nos dice que para encontrar tu mensaje espiritual busca aquello que te inspire, no a quien imitar. Todos tenemos una misión, una visión y un objetivo, si no encontramos nuestra misión no encontramos nuestro mensaje espiritual. No podemos justificarnos, ni detenernos, sino que debemos buscar el diamante interno.

¿Algo nuevo para reflexionar no crees? Espero escuches este post y deje algo bueno que te ayude a despertar tu consciencia.

Yo soy Luisa Isabel, Sembradora de paz y consciencia

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