La espiritualidad no es una moda, de hecho, sus orígenes son tan antiguos como la humanidad misma. La búsqueda de la consciencia y la comprensión de aquello que está más allá de lo físico ha estado presente en el alma humana.
Sin embargo, por un periodo “ciego” podríamos decir, se olvidó esto. Se cayó en un paradigma científico que todo lo negaba. Al menos todo aquello que no fuera comprobado con los sentidos, con experimentos que al ser repetidos dieran los mismos resultados.
Nuevamente, en esta época actual estamos volviendo y con más fuerza al tema espiritual. No hay persona, muro, twitter, publicación de face que no hable de esto.
Estamos llenos de buenos deseos, de mensajes de paz y amor, de gente que habla y enseña, de literatura, de viajes místicos y un montón de cosas más.
Pero tal abundancia de información definitivamente también crea ciertos problemas.
La distorsión de los mensajes y en no pocos casos, la falsedad de algunos de ellos nos provoca seguir el camino espiritual equivocado.
¿Acaso hay un camino equivocado?
Como cada uno de nosotros es un mundo, las interpretaciones son infinitas, un mismo mensaje puede leerse de muchas formas, dependiendo del receptor, y la transmisión de los mismos puede verse alterada por el “traductor”. Ya lo dice el refrán italiano “traduttore e traditore” (traductor es traidor).
Pero hay una manera muy sencilla de brincar todas estas deficiencias, y es con la experimentación propia, con la comprobación de aquello que se nos dice. Pon todo en duda, absolutamente todo, comprueba todo, cerciorarte por ti mismo de lo que se dice. Deja el “cursitis”, el “se dice…” “dijo fulano o Mangano que…” y dedícate a averiguar por ti mismo lo que otros afirman.
En pocas palabras, el camino de la espiritualidad se recorre con los propios pies…
Yo soy, Luisa Isabel, Sembradora de paz y consciencia
